“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Friday 12 May 2017

Crazy, but you like it

Un amigo me ha enviado hoy el vídeo de una señorita cuyo cabello se quedó en algún lugar de 1996, leyendo con voz impostada algo que pretende marcar las diferencias entre tener un amigo, y tener un amigo cubano. Por supuesto, queda más que claro el dulce abismo. ¿Quien podría preferir un amigo, Homo Sapiens cualquiera, a un amigo cubano, ser de luz y calor, naturaleza suprema?

Pero no sólo mejores amigos: también los mejores amantes, bailadores, hijos, cocineros, cantantes, patriotas, religiosos y alquimistas. No hay gente buena en el mundo que un cubano no supere, ni cosa bien hecha que un cubano no pueda hacer mejor. Miren si no lo ricamente que vive aquella isla de Juana, amada y mimada por sus nobilísimos hijos: allí echó Dios la semilla del bien y le puso abono ecológico a puñados.

¿No son verdad, mi vida?

De este chauvinismo desbordante, esa pobreza de mente y alma, esa arrogancia casi infantil —¡mi papá es más bonito que el tuyo!— podríamos culpar a Hatuey, a Pepe Antonio o a Marieta, pero la verdad sigue siendo una: salen del ghetto pero el ghetto no sale de ellos. Y eso es muy, muy triste.

Es viernes, sin embargo, y yo tengo una cita para un cafecito con mi mejor amiga, que es polaca: la muchacha más alegre y leal del mundo, aunque no abra mi refrigerador sin anunciarlo. Pobre yo, supongo.



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